Es tan penoso a veces
vivir muy dentro de mi cuerpo
que quiero desgarrarlo para hallar,
entre esta piel y tú,
un cobijo de hierba,
una mansa pradera donde nunca
dejase el alba de nacer.
Mas que me roce el élitro de un grillo es suficiente
para que se despierte ese miedo
y ante el dolor renuncie a desgarrar mi cuerpo
para ser más que yo misma.
Chantal, Hainuwele
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