domingo, 30 de diciembre de 2012

22

Bienvenida luna llena. Ante el horror de saber que ahora solo puedo encontrarme, que no hay otra salida, la luz me da una energía que solo puedo emplearla en coger velocidad. Mucha, mucha velocidad sobre el filo gélido y cortante del agujero negro que me dejas. SOLO FRÍO Y VELOCIDAD. Vueltas y más vueltas, no puedo ni quiero caer. Quiero quemar, frotando a esta velocidad este filo en el que giro y giro. Si no puedo arder, mutar en ti, impregnarme en tu piel con mi saliva y quedarme en todos los recodos de tu cuerpo -en todos menos en mí-, prefiero dormir eternamente en tu recuerdo, en la eternidad absoluta del vacío de mi cráneo, espacio subordinado por completo a mi yo de ti.
Nunca he podido querer no sentir que soy solo en ti. Cuando la luna me abandona y tengo fuerza hay una voluntad en mi -que solo me atañe a mí-, que quiere volcar mi fuego en mí o en algo, no en alguien, no en ti. Me asesina sin matarme el caos de saber que eras el último cauce y que ahora te pierdo, porque no tengo ni fuerza ni deseo ni voluntad para permitir que las partículas sobrantes de mi explosión puedan entretejer la eternidad del milagro de la vida en otro cuerpo que no sea el tuyo. No puedo ni quiero ni permitiré que el absoluto perfecto que se desenvuelve entre los pliegues mordidos de tus labios pueda crear otro mundo utópico en otras embestidas que no sean aquellas en las que tu nada intenta encontrar tu yo en lo más hondo de mi interior, allí donde mi vacío también busca su propio espacio en ellas, allí donde nunca se dará la búsqueda por satisfecha.
En este instante de vida, tú tendrías el valor -o quizás la cobardía- y la fuerza -sobretodo la fuerza- de materializar las circunstancias, cogerlas, untártelas en la piel-escudo (tan dulce y deleitosa) y, alimentándote de tal yerro, podrías seguir (puede que a la misma velocidad que a mí me posee ahora). Solo eso: seguir, soportando el enorme peso de tu cáscara y la aplastante gravedad de mi sufrimiento. Pero yo -algo de mí, todo mi yo, o la desdichada carne que me envuelve y me corroe- no puedo. NO TENGO ESE PODER. PODER, como fuerza-voluntad-valor-deseo-capacidad. Yo HOY me quedo aquí en mi frío filo, cortándome y quemándome en el círculo vicioso del borde del agujero negro de mi cerco.
INTUYO tu poder para salir del abismo de ambos, amor. Yo hoy -solo hoy- tengo fuerza para seguir quemándome a esta velocidad, sin caer, manteniéndome en el filo -solo para arder, solo para no caer-. Solo hoy, solo yo. Sola en el destructivo mundo de este instante.

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