domingo, 23 de diciembre de 2012
20
Fui en ascenso por medio ciclo. Todo confluía oportunamente para impulsar mi ascenso hasta que el vértigo que provoca el exceso de velocidad me hizo parar. Quise parar porque me había desnudado para ascender, me había despojado de cualquier propiedad, y nada me protegía del aire frío y cortante. Solo me impulsaba mi fuerza, mi voluntad, la fuerza de mi voluntad. Pero esta, una vez más, se ha desvanecido al llegar el otro medio ciclo. ¿Por qué? Ya nada me impulsaba. No quería ya ascender. Nada quería que siguiera ascendiendo. Ya volvía a desaparecer. Y...
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