lunes, 1 de enero de 2018

Volviendo al origen

Cuántas emociones en unas solas horas. Parece mentira que después de tantos años vuelva al principio y descubra que lo que tenía al principio era lo mejor que podía descubrir. ¿Qué quería descubrir fuera de allí? ¿Pasión? ¿Intensidad?
Contigo tenía lo que quiero ahora. Y quizá no era lo que quería entonces. Termino escribiendo en un blog como empecé a hacer contigo. Demasiadas señales. Parece que he dado la vuelta entera a un ciclo. Y no sé si tengo esta sensación yo sola o tú también te has emocionado esta noche. Lo he visto en tu carita. Esa que conocí tan bien. Quizá se mezclan los recuerdos de las emociones del pasado con la súper luna y con mis ganas de encontrar a alguien como tú. Y es una puta ironía más de la vida.
No hace mucho encontré una carta que me dejaste una de las veces que te fuiste después de estar de visita. Me la dejaste escondida para que la encontrara. Me querías a saco y tal cual era. Y eso que era un diablo, que no valoraba lo que tenía. ¿Qué más quería? ¿Qué quería encontrar? De verdad me lo pregunto. Está claro que no lo sabía, y que tuve que dejarte e ir a la aventura para descubrir que la mayoría de los hombres son depredadores, superficiales, insensibles. Que ninguno era como tú. Y que tú es lo que yo quería.
Me adorabas y yo a ti y nos lo pasábamos genial juntos. Entretenidos con nuestras frikadas. Como esta noche. Tenía que dejarte. No hay un por qué. Y me parece súper fuerte que llegue un día como hoy, al cabo de 8 años, y sienta algo parecido al arrepentimiento. Y hable 2 horas contigo y me sienta como en casa y me diga “tiraste tu hogar por la ventana”.
Si pienso en alguien con quien compartir mi vida, como decíamos antes, es alguien como tú. Estoy alterada e hipersensible y tiendo al drama, lo sé. Ahora no te conozco mucho. Todo es suposición. Pero sigues siendo aquel chico inteligente, sensible, curioso y tranquilo, aquel ser bello que me encantaba. Y con el que encajaría en una casita con una vida tranquila y con el que adoraría compartir tiempo, familia, hogar.
En todo caso, me jode que haya tenido que dar toda esta vuelta de mierda para volver al origen y darme cuenta de que lo primero que encontré era el mejor hogar que podría haber encontrado. Y que tengo una tendencia suicida. Que ya no sé si respetar o no. Si soy yo o mis traumas. Si pueden diferenciarse estas dos cosas. Si puedo sanar una y llevar una vida sana contigo o con alguien como tú.
Sí, tú también has flipado esta noche. Realmente había y hay una conexión especial entre tú y yo. Hogar. Es todo lo que quiero. ¿Qué llevo aquí dentro que me hace estar despierta hoy, 1 de enero, ya 2, del 2018, a las 1:10 de la mañana, sin querer dejar de escribir, arrepintiéndome de haber dejado mi primera relación adolescente con un amorcito de chaval? Y como una idiota, mirando el móvil por si ha dicho algo más. Es deprimente. ¿Por qué lo hiciste? TT

Ahora mismo siento que lo quiero como entonces. Y es decir mucho porque rozaba la obsesión. Ahora me casaría con él. Simplemente porque he recordado lo que es que alguien me entienda profundamente. Al menos me ha recordado que existe esta conexión. Que no la soñé. Que puede pasar. Si no con él, con otro, aunque ahora mismo me encantaría con él. El caso es que existe, que ya pensaba que lo había soñado. Me hace pensar que quizá algún día aparezca una persona a la que le puedo contar mis viajes interiores y no se quede con cara de pasmado diciendo “aha”. No soy yo, son ellos. Hay pocos. He vuelto a sentirme admirada tal y como soy. He vuelto a sentir que hay alguien en este universo capaz de valorar, admirar y amar mi naturaleza (que yo ya la amo, pero a veces apetece verte reflejado en los ojos de alguien amado. Te hace sentir menos bicho raro y en casa) Y eso no me pasa casi nunca viniendo de un hombre. Gracias Universo. Gracias Manu. Imagino que es posible que esté pasándote lo mismo. Y desde aquí indirectamente te lo confirmo. Te quiero y te admiro desde lejos, eres un ser hermoso. Gracias otra vez.