El cuarto creciente acecha desde lo alto
a las mil,
perdiéndome el respeto,
haciéndome trasnochar
con imágenes de tacto sublime
que podrían ser fantásticas
incluso,
si volvieran a confundirme sueño y realidad.
Pero no lo he soñado,
aunque en cierto modo lo hice.
¿Intuición o fantasía?
Nada, algo mejor;
magia encarnada, esta noche,
me ha arrebatado el sosiego,
me ha privado del no ser,
al abrirme una puerta en el vacío,
Y, a cambio,
me ha otorgado tu tiempo
y su llave.
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