Creo que un posible gigante
problema del individuo es vivir en la abstracción. Uno, hoy en día, adapta el
mundo a las ideas, y no las ideas al mundo, sin pararse a pensar que es del
mundo de donde las saca, que son post-existenciales.
Les damos una superioridad
indiscutible a las ideas. A menudo las extraemos de lo que hemos mamado, de la
familia, de las pelis que vemos desde críos, etc., pero otras mil veces, que
hacen más mal, las extraemos de nuestros sueños, imágenes y emociones -que
olvidamos cuán sensuales pueden llegar a ser- extremadamente abstractas, ¡que
intentamos extrapolar! No es ya suficiente complicada y difícil de digerir la
extrapolación de ideas extraídas de la misma realidad, como para intentarlo con
los sueños ¡y sin ser conscientes en absoluto! Esto, sin duda alguna, es un
foco de infección, para el individuo y para toda la humanidad. (A lo mejor es
este el pecado original).
Un chaval que lo ha tenido todo,
no es capaz de dar amor porque en su idea del amor y de la vida no cabe
compartir, está más ocupado en hacer de todo lo que le rodea piececitas del
puzle de su mundo ideal, y mientras, el amor se le pudre dentro y el aire que
desprende o infecta o aparta a los demás. Un chico sensible, con conciencia
social, preocupado por la humanidad, que ha tenido una mala adolescencia, es
incapaz de dar amor a su pareja cuando es lo que más ansía, porque se olvida de
que amar es respetar, porque está más ocupado intentando que ella encaje con su
idea del amor –que es hermosa y excelente, pero no es la de la chica-. Una
chica cree que el amor es pasión y la calma no encaja en su ideal de vida, no
la satisface, necesita acción, y a medida que toma mil iniciativas y las deja,
se destroza y contamina, y si nada la despierta del sueño, pierde el norte. Un
hombre vegetariano, que trata bien a su familia, que no quiere que le regalen
flores cortadas porque no le gusta verlas morir, tiene un ideal de mundo en el
que hay una raza humana perfecta y se cree con el derecho de modificar el
mundo, de exterminar a miles de humanos, porque siente que la idea precede la
existencia.
Las teorías son el cáncer del ser
humano como individuo y se extiende a la humanidad. Odio la teorización, la
vida real se escapa entre las letras de los conceptos. El amor huye de una
cabeza que lucha por adaptar la vida a la abstracción. Dejad las teorías en los
laboratorios, en los papeles, en los debates. Fuera, en la calle, tan solo
amad.
Componed realidades y observad la
belleza de las miles que componen los demás, no busquéis las piezas del puzle
de vuestros sueños.
No creo que sea un problema de estos días. Desde Platón (e incluso antes) la humanidad ha antepuesto la abstracción y el ideal que de ella se deriva al mundo real. Ese es el origen de muchos de nuestros males, como bien dices tú, porque perseguimos cosas que no podemos alcanzar. La perfección no existe en lo empírico.
ResponderEliminar