miércoles, 5 de marzo de 2014

Abstracción infecta


Creo que un posible gigante problema del individuo es vivir en la abstracción. Uno, hoy en día, adapta el mundo a las ideas, y no las ideas al mundo, sin pararse a pensar que es del mundo de donde las saca, que son post-existenciales.

Les damos una superioridad indiscutible a las ideas. A menudo las extraemos de lo que hemos mamado, de la familia, de las pelis que vemos desde críos, etc., pero otras mil veces, que hacen más mal, las extraemos de nuestros sueños, imágenes y emociones -que olvidamos cuán sensuales pueden llegar a ser- extremadamente abstractas, ¡que intentamos extrapolar! No es ya suficiente complicada y difícil de digerir la extrapolación de ideas extraídas de la misma realidad, como para intentarlo con los sueños ¡y sin ser conscientes en absoluto! Esto, sin duda alguna, es un foco de infección, para el individuo y para toda la humanidad. (A lo mejor es este el pecado original).

Un chaval que lo ha tenido todo, no es capaz de dar amor porque en su idea del amor y de la vida no cabe compartir, está más ocupado en hacer de todo lo que le rodea piececitas del puzle de su mundo ideal, y mientras, el amor se le pudre dentro y el aire que desprende o infecta o aparta a los demás. Un chico sensible, con conciencia social, preocupado por la humanidad, que ha tenido una mala adolescencia, es incapaz de dar amor a su pareja cuando es lo que más ansía, porque se olvida de que amar es respetar, porque está más ocupado intentando que ella encaje con su idea del amor –que es hermosa y excelente, pero no es la de la chica-. Una chica cree que el amor es pasión y la calma no encaja en su ideal de vida, no la satisface, necesita acción, y a medida que toma mil iniciativas y las deja, se destroza y contamina, y si nada la despierta del sueño, pierde el norte. Un hombre vegetariano, que trata bien a su familia, que no quiere que le regalen flores cortadas porque no le gusta verlas morir, tiene un ideal de mundo en el que hay una raza humana perfecta y se cree con el derecho de modificar el mundo, de exterminar a miles de humanos, porque siente que la idea precede la existencia.

Las teorías son el cáncer del ser humano como individuo y se extiende a la humanidad. Odio la teorización, la vida real se escapa entre las letras de los conceptos. El amor huye de una cabeza que lucha por adaptar la vida a la abstracción. Dejad las teorías en los laboratorios, en los papeles, en los debates. Fuera, en la calle, tan solo amad.

Componed realidades y observad la belleza de las miles que componen los demás, no busquéis las piezas del puzle de vuestros sueños.

1 comentario:

  1. No creo que sea un problema de estos días. Desde Platón (e incluso antes) la humanidad ha antepuesto la abstracción y el ideal que de ella se deriva al mundo real. Ese es el origen de muchos de nuestros males, como bien dices tú, porque perseguimos cosas que no podemos alcanzar. La perfección no existe en lo empírico.

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