Hoy
pido
a la vida
que nunca
muera.
Odio pedir;
odio que lo deseado sea eternidad;
pero hoy,
ahora,
otra cosa no sé sentir:
Quiero que nunca muera,
nunca.
Quisiera, además
-lo siento-
que nunca
estuviera
lejos
de mí.
Por favor,
sigue.
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