viernes, 1 de agosto de 2014

Sueños de conquista

Mi alma te alcanzaba con la punta de mis dedos.

Deslumbrabas.
Tú, tu brillo inherente de pureza,
junto con el sol
que, a contra luz,
se filtraba entre tus cabellos cobrizos.

Demasiada luz, diría, si pudiera desearla menos;
demasiada belleza, pensaría, si quisiera dejarla de admirar.

Me dejé las yemas, impregnadas de mí,
en las leves superficies de tu piel,
por prisa.

Y, por ello, descubro,
en este y en todos los ahoras,
a mi sed alcanzando tus confines;
 
habitando
en el hueco que no dejas
entre la luz del día y la tuya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario