viernes, 4 de enero de 2013

25

Hacía tiempo que no sentía tal emoción en mí, parece que empiezo a reconciliarme conmigo. Como hace años, como pensé que nunca volvería a suceder -me recuerdo llorando en el desamor, creyendo que después de tanto sufrimiento sencillamente no sería posible volver a permitir perderme entregada en el fuego del amor-, la espera(nza) vuelve a quitarme el sueño y el hambre, la voluntad ya venía tomándomela desde hace tiempo... "Nunca estarás 100% segura de nada" resuena en mi mente, y efectivamente creo que lo extraño -y engañoso- es estarlo, como lo estaba al empezar otros amores. Pero ahora, por primera vez, me alivia el miedo. Y sobretodo me sosiega saber qué hay detrás de lo que persigo, o, más concretamente, creer con certeza que conozco lo que persigo -dentro de lo que se puede conocer- la clave la encuentro básicamente en la fe, a pesar del miedo. Cuánto tardaban en sanar las heridas del último amor. Puede que este sea el sentimiento de máxima libertad al que puede aspirar mi cerco, y ¿quién lo iba a decir? ¿Yo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario