martes, 1 de enero de 2013

24

Distingo, entre los infinitos amores concretos, dos tipos de amores de pasión: los que dicen "te quiero" e inconscientemente lo acompañan en su mente de "a mi lado, como sostén" (consciente o inconsicentemente, ya no sé distinguir eso), y los que dicen "te quiero" acompañado de "para ser en ti, porque en mí mismo/a no me encuentro". Antes de llegar a hacer esta distinción, en un fuerte e inútil  impulso de extrapolación para poder comprender o consolarme, pensé que hay amores egoístas y otros que no. A "los que no" iba a ponerles nombre cuando caí en la cuenta de que no pueden ser altruístas, porque somos dentro de carne, y esta tiene necesidades, así que TODO lo que hagamos/sintamos, es por la necesidad intrínseca de nuestro ser, y que este, por más que nos empeñemos en creer en un yo puro y santo, siempre nos condicionará, incluso cuando nos empeñamos en creer en este yo. Por lo tanto, el tipo de comunicación que establecemos, quizá y sin quizá, con cualquiera que sea nuestro entorno es egoísta. Según la RAE:
(Del lat. ego, yo, e -ismo).
1.m. Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
¿Cómo saber cuándo atiendes desdmedidamente a tu propio interés, si tu interés es cuidar desmedidamente del de los demás? Junto con esto, lo de inmoderado y excesivo amor a sí mismo sería una característica decisiva a la hora de determinar si soy o no soy egoísta, pero también vendría determinado por lo siguiente, porque ¿cómo saber si no atiendo desmedidamente al interés de los demás para alimentar mi amor propio? Y ahora vamos a por lo último, ¿alguien puede concretar los límites de "inmoderado", "excesivo" y "desmedido" de todas estas putas abstracciones?
¿Alguien puede desconectar mi mente, por favor? No puedo convivir con tantas decepciones definitorias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario