miércoles, 5 de agosto de 2015

Segunda luna


Y vino como de la nada,
como la segunda luna llena de este mes.
 
Ya había suficiente luz en el cielo
pero quería deslumbrarme.
 
En otro momento,
hubiera dejado marchitarse todas las flores de mi primavera,
pero ahora es demasiado tarde.
Tu luz me afecta como todas
y me alegro.
 
Podrías bajar a la tierra, eso sí sería nuevo;
descender de los cielos en los que te escondes
y regalarme realmente la luna,
bajarla para mí:
“Mira, esta es la luna que te ofrezco,
una segunda luna.
Y no tienes por qué solo contemplarla,
puedes comértela,
formará parte de ti”.
 
Yo quiero un corazón valiente
con quien compartir lunas,
no una segunda luna
a lo lejos,
amarrada.
 
Quiero o una, la mía,
o más lunas,
pero aquí, dentro de mí.
 
No creo que puedan estar en otra parte
sin quebrarse.

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