se espesa,
se
solidifica en la espera.
Mi ser muere en el interior.
Él me
espera a mí, no a ti;
pero para mí
no hay esperanza
mientras
es a ti a quien anhelo.
Me
exaspero ante
la recontemplación
de mi ser
huidizo;
Es ver un
sol en unos ojos
y fervor en un vientre,
y ya darlo
por perdido.
Sin
remedio, es ver y temer;
temer por
mi vida,
¡por
tentarme la muerte!
Es la
impotencia de
saber
que no
estoy en el calor de tu vientre
o que tú no estás en él.
Es mirarte
y
morir,
por saber
que la
muerte es inminente
porque la
busco.
Mi ser se
pierde
cada vez
que quiere perderse
y siempre
quiere
y siempre
lo hace.
Su
desconsuelo es que no se encuentra en ti,
se encuentra
en mí cuando la muerte no me tienta.
Otra
vez vuelve a tentarme,
siempre,
porque quiere
encontrarse en ti
quiere encontrarse
en ti
quiere encontrarse
en ti.
Es verte y
saber
que la
muerte en ti le tienta,
y que no
sabe hacer otra cosa que morirse en ti,
pues quiere
encontrarse en ti,
y es verte
y
morir
porque en
ti no se encuentra.