sábado, 2 de julio de 2016

Deseo

La vida se impacienta.
Las sensaciones se precipitan desde lo alto de las ramas,
cada vez más y más rápido, 
con violencia.
El de ahora es solo un instante más en esta eterna lucha 
contra mi entorno.
La herida es siempre intensa.
El dolor no es tan extremo,
siempre soportable, aunque duro de soportar.
Siempre procede de lo que anhelo.
Es complicado no desear nunca nada,
pero todavía es más difícil 
no caer
en la tentación 
de desear.

Núblame la vista, el paisaje monótono,

ofréceme una silueta 
intrigante en el horizonte,
mientras el sol tiñe de rojo
el amanecer, 
en una playa,

Asómate por las puertas entreabiertas
de mis sueños,

fúndeme con la melodía
que más vibre en mi interior,

cuélate en el pecho de un ser sin corazón,
y prométeme que su corazón existe,

camúflate entre las palabras de los hombres
y haz que haya una promesa
de eternidad en sus labios,

refléjate en sus pupilas
y convénceme
de que sus ojos no miran, no ven,
me sienten,

fúndeme con las sensaciones
que me agitan, me atormentan,

recógeme en cada caricia que ofrece la luna,
y dame cobijo, 
calor de hogar,

alójate en mí hasta que me convenzas
de que no eres mío. 

Con paciencia y amor,
hazme entender que nunca
serás saciado.
que si te satisfago
te extinguirás.

Cuídame y enséñame a cuidarte, 
porque, sin duda, me impacientas,
pero tampoco habría qué esperar sin tenerte.

(2014)