domingo, 30 de diciembre de 2012

23

Me siento abandonada

22

Bienvenida luna llena. Ante el horror de saber que ahora solo puedo encontrarme, que no hay otra salida, la luz me da una energía que solo puedo emplearla en coger velocidad. Mucha, mucha velocidad sobre el filo gélido y cortante del agujero negro que me dejas. SOLO FRÍO Y VELOCIDAD. Vueltas y más vueltas, no puedo ni quiero caer. Quiero quemar, frotando a esta velocidad este filo en el que giro y giro. Si no puedo arder, mutar en ti, impregnarme en tu piel con mi saliva y quedarme en todos los recodos de tu cuerpo -en todos menos en mí-, prefiero dormir eternamente en tu recuerdo, en la eternidad absoluta del vacío de mi cráneo, espacio subordinado por completo a mi yo de ti.
Nunca he podido querer no sentir que soy solo en ti. Cuando la luna me abandona y tengo fuerza hay una voluntad en mi -que solo me atañe a mí-, que quiere volcar mi fuego en mí o en algo, no en alguien, no en ti. Me asesina sin matarme el caos de saber que eras el último cauce y que ahora te pierdo, porque no tengo ni fuerza ni deseo ni voluntad para permitir que las partículas sobrantes de mi explosión puedan entretejer la eternidad del milagro de la vida en otro cuerpo que no sea el tuyo. No puedo ni quiero ni permitiré que el absoluto perfecto que se desenvuelve entre los pliegues mordidos de tus labios pueda crear otro mundo utópico en otras embestidas que no sean aquellas en las que tu nada intenta encontrar tu yo en lo más hondo de mi interior, allí donde mi vacío también busca su propio espacio en ellas, allí donde nunca se dará la búsqueda por satisfecha.
En este instante de vida, tú tendrías el valor -o quizás la cobardía- y la fuerza -sobretodo la fuerza- de materializar las circunstancias, cogerlas, untártelas en la piel-escudo (tan dulce y deleitosa) y, alimentándote de tal yerro, podrías seguir (puede que a la misma velocidad que a mí me posee ahora). Solo eso: seguir, soportando el enorme peso de tu cáscara y la aplastante gravedad de mi sufrimiento. Pero yo -algo de mí, todo mi yo, o la desdichada carne que me envuelve y me corroe- no puedo. NO TENGO ESE PODER. PODER, como fuerza-voluntad-valor-deseo-capacidad. Yo HOY me quedo aquí en mi frío filo, cortándome y quemándome en el círculo vicioso del borde del agujero negro de mi cerco.
INTUYO tu poder para salir del abismo de ambos, amor. Yo hoy -solo hoy- tengo fuerza para seguir quemándome a esta velocidad, sin caer, manteniéndome en el filo -solo para arder, solo para no caer-. Solo hoy, solo yo. Sola en el destructivo mundo de este instante.

jueves, 27 de diciembre de 2012

*

Es tan penoso a veces
vivir muy dentro de mi cuerpo
que quiero desgarrarlo para hallar,
entre esta piel y tú,
un cobijo de hierba,
una mansa pradera donde nunca
dejase el alba de nacer.
Mas que me roce el élitro de un grillo es suficiente
para que se despierte ese miedo
y ante el dolor renuncie a desgarrar mi cuerpo
para ser más que yo misma.

Chantal, Hainuwele

martes, 25 de diciembre de 2012

Conmigo*

"Conmigo -conmi(e)go- a cuestas.
Difícil convivencia.
Hostigada, acosada por ese yo
que viene del pasado.

Reactualizaciones de un comportamiento: actos,
gestos, respuestas reiteradas, todo ello formando
conjunto y que me expresa, me
re-presenta

Pero no es cierto, no hay ningún
bajo la re-presentación, no hay expresión de ningún yo. 
Hay gestos, hay repeticiones, hay
pliegues.
Pliegues en la carne,
pliegues en el cuerpo,
pliegues en la risa,
pliegues en la recepción,
pliegues bajo los golpes,
pliegues bajo las caricias.
Pliegues.
Pliegues que no pliegan ningún yo.
Sólo pliegan. A veces se despliegan. Entonces
es cuando dicen "has cambiado". ¿Quién
cambia?
             Tan solo se ha desplegado un pliegue
y el color, como el de las telas
que han quedado expuestas, quietas y
dobladas, a la luz del sol,
es distinto. Más claro, tal vez, más
ingenuo, "más auténtica", te dicen,
el color original.
                             Solo es debido al uso.

                             Los demás
hacen el yo, "me" hacen.
Me hacen con sus ojos.
Me hacen con su juicio,
con su conocimiento. Solo se conoce aquello
que se repite. Conocer a "alguien"
es haber asistido a sus repeticiones,
haberle dado el tiempo necesario
para la confección de un "comportamiento",
haberle dado el tiempo,
haber vestido la nada con el tiempo,
haberla mesurado, haber
medido. Conocer a "alguien"
es haberle tomado las medidas.
Después de ser medido, el alguien es
manejable. Y entonces, como
resultado de aquella medición, se le otroga
la in-vestidura de su yo.
Y tanto es el afán de la nada por ser,
por ser algo, por saberse, que el alguien
llega a creerse y de golpe, adquiere una
"identidad", vestido hueco
sobre la nada, sobre
la energía neutra que toma forma,
hueco que quiere saberse y adopta
la vestidura y la convierte en templo.
La fuerza se torna templo,
lo invisible, visible en la duración. Dura
lo que persiste en la mirada, aquello que permite la
repetición del gesto, el impulso
reiterado.
                 No soy lo que presento, lo que re-
presento. lo que se repite,
no soy el que se yergue ante el otro,
que le teme, le odia, le desea,
le asedia o le rechaza, no soy los
que dicen, no soy nada que
pueda decirse. -¿Quién está hablando?
¿Quién dice "yo no soy"?- Todo lo que
puede decirse se repite.
Yo no soy nada de lo que se repite,
soy bajo todo lo que se repite,
soy debajo, tras aquello, y tras el
bajo y el tras de aquello.
Yo no soy nada del , del , del
yo que me hostiga cuando me lo creo,
cuando me in-visto, me revisto, me
visto de lo que "me" corresponde.
Yo soy la fuerza con sus pliegues,
la fuerza que adopta una manera de plegarse
-"persona", le llamamos-
y que a veces se despliega y
se deja ver ante quien puede, quien
sabe ver dentro de los pliegues.

-Kali se arranca los vestidos. Kali se despoja de los senti-
mientos. Colores que matizan la energía, la multiplican, la
diferencian, sentimientos: enlaces, hilos que forman la red,
relaciones entre nudos: universo. Los sentimientos afianzan
el , lo confirman frente a otro. Despojada de los múlti-
ples colores, solo queda el brillo. La luz informe en la que
nada puede verse porque nada hay que pueda verse: sin
forma, no hay ningún algo, ningún , ningún otro, nada.
Sin sentimientos, la energía es pura neutralidad.

                                 Nadie ve. Nadie sabe,
nadie me ve sin , nadie me sabe sin .
Yo me equivoco si lo digo.
Si digo que no me ven me equivoco.
¿Quién habrán de ver?
Yo soy la que dice yo más allá
del , de las repeticiones, sin
color, sin sentimientos.
Me equivoco si me apena su ceguera,
su ignorancia, me equivoco
si me causa dolor o alegría.
Comprendo entonces lo que aún no soy,
sé lo que no llego a ser,
VEO EL PLIEGUE EN EL QUE ME COBIJO,
DESDE EL QUE HABLO.
Si me despliego, la expansión aún se tiñe
de una cierta tristeza y esto es
lo que me hace comprender que los hilos son fuertes
o, simplemente, mi deseo de que el otro,
los otros entren en la danza,
se desplieguen también y dejen de juzgar
el que tanto me hostiga, que dejen de crearlo,
que dejen de desenvolvérmelo,
de tirarme a la cara el vestido para que me lo ponga
y les sea más fácil relacionarse conmigo, les sea
todo más fácil o así se lo crean.
Que la desnudez no les avergüence,
que no me avergüencen recluyéndome en el mí."

Chantal Maillard, Benarés

domingo, 23 de diciembre de 2012

21

Tenía razón, estaba rompiendo con mi propia epistemología. Estaba luchando contra mí misma. Y... al quedarme sin fuerzas no me he negado a parar y a permitirme ser mi otro yo. Mi querido rol.

"[...] el sistema de venas, vasos y arterias por las que circula el torrente sanguíneo, una ciudad que no posee ni grifos, ni aberturas, ni desagües, sólo un canal sin fin cuya circularidad y constante retorno consolida un "yo" con el que salvarnos de la fatal dispersión de nuestra identidad con el Universo. Un desierto que no avanza, un tiempo mineralizado y detenido llevamos dentro. De ahí que el "yo" consista en una hipótesis inamovible que al nacer se nos asigna y que hasta el final sin éxito intentamos demostrar.

Agustín Fernández Mallo, Nocilla Dream (no me gusta nada el libro)

20

Fui en ascenso por medio ciclo. Todo confluía oportunamente para impulsar mi ascenso hasta que el vértigo que provoca el exceso de velocidad me hizo parar. Quise parar porque me había desnudado para ascender, me había despojado de cualquier propiedad, y nada me protegía del aire frío y cortante. Solo me impulsaba mi fuerza, mi voluntad, la fuerza de mi voluntad. Pero esta, una vez más, se ha desvanecido al llegar el otro medio ciclo. ¿Por qué? Ya nada me impulsaba. No quería ya ascender. Nada quería que siguiera ascendiendo. Ya volvía a desaparecer. Y...

358*

"Retrato de una chica amable.- Hoy le ama; mañana le odiará. Le ama porque le gusta lo que siente; le odia porque no le gusta lo que siente. Lo que siente se lo provoca él, aquel a quien ama cuando lo que siente le agrada, de aquel a quien odia cuando no le agrada. Quien siente es ella, quien dice amar, quien no se atreve a decir odiar. Su amor, su odio, no son sino dos formas de sentirse a sí misma. Ella no sabe que su sentir nada tiene que ver con él. La palabra amor, cuando la emplea, es su manera de decir "yo".
Me riñe, te riño, te lloro, me dices, me dejas, te digo... Formas de ejercer el poder; formas de ser sin serse, formas de tratar de ser lo que se anhela ser en el otro.
Delegamos. Siempre lo hacemos. Los juegos de poder -y los juegos amorosos lo son- son la manera en que delegamos en otro la responsabilidad de ser lo que queremos ser."

Chantal Maillard, Filosofía en los días críticos.

jueves, 20 de diciembre de 2012

19

La ansiedad me oprime el pecho. Estoy harta. Estoy cansada de tener que aguantar mi flaqueza, de ser yo mi único consuelo. Estoy harta de dudar, de temer flaquear a cada paso que doy. Estoy harta de dudar incluso de mi capacidad para escribir ahora. Nada me motiva ni me consuela en este instante. Puede que lo más parecido a un consuelo que encuentro en mí ahora sea saber que me voy a acostar en breves instantes y que olvidaré el mundo que habito y el que me creo. Voy a olvidarme en unas horas de mi cerco y de mi yo, y estas serán suficientes como para permitirme respirar hondo. Soy tan consciente de mi ausencia de mí cuando he buscado evadirme, que no se puede decir que lo haya logrado. Por eso me niego a perderme. Pero es tan obvia mi necesidad de no encontrarme... de no encontrarme con mi yo a solas. Debo temerle. Debo temer ese yo, por desconocido, por puro. Motiva mis decisiones, ese desconocimiento, pero a la vez me aleja, me hace extrapolar. Me gustaría poder ansiarme como deseo lamerte a ti. Puede que Chantal Maillard escriba bebida, aunque lo dudo. Tengo náuseas, posiblemente ahora me coma un plátano y me beba un vaso de agua, antes de huir del mundo violentamente. ¿Es posible de me transmute en pantalla? ¿Cómo puede ser que haya humanos que no crean en la magia? Les parece una fantasía, pero no les parece una fantasía creerlo. ¿Dónde hallan la fe? ¿Dónde encuentran la razón que les da la fe en cuaquiera que sea su convicción y no en el arte de la madre tierra? ¿Por qué esta nos capacita a algunos a plantarnos esto la noche antes del fin de una era maya, una noche fría, triste y solitaria? Solitaria a pesar de estar todos juntos. Juntos y lejos. Lejos en la distancia y cerca. Cerca en el espacio y lejos. Solos. Solos en nuestro cerco de infinita y concedida, por arte de magia, subjetividad.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

18

Se tambalea, el mundo. Se tambalea. Carezco de valor, de una fuerza que sea suficiente para hacerme dejar de temblar. Hoy no quiero luchar, tengo ganas de rendirme. Pero ahora ya no tengo donde caer, abandoné tu nido. Sabía que llegaría, pero ha sido demasiado pronto. ¿Se puede tener la sensación de que el dolor llega a su hora? ¿Cuál es su hora? El dolor nunca llega puntual, es más rígido e intransigente que nada y que nadie, se adelanta para no hacer esperar. No me parece desconsiderado por su parte, pero, por desgracia nuestra, nunca puede ser bienvenido. ¿Se puede decir que el dolor es benevolente? Viene a decirnos que algo va mal. Pero vienes a deshora, de nuevo, viejo amigo, porque ya me despedí del mal. ¿Por qué vienes a visitarme, pues, desdichado? ¿Tú también buscas compañía? Tú también te condenas a la soledad, parece que la vida nos impulsa a compartir una parte del camino. Pero no harás tarde a tu siguiente cita, no te permitas acomodarte en mi compañía, ya que yo me compadezco de ti, pero no te he invitado.

martes, 18 de diciembre de 2012

17

En un punto concreto de la corteza de este planeta hay una chica. En medio de la calle, de noche, hay una chica sola, llorando sin consuelo. Hay una chica sola gimiendo de pena por la impotencia de verse infinitamente sola, no en esa calle, no solo esa noche. Se estremece de rabia; grita, patalea, gruñe. Maldice el mundo en el que está, maldice a toda la gente que no puede comprenderla, maldice la soledad. Se condena por aguantar la mierda que le suelta siempre el marido de su madre; se condena por no haberla aguantado esta vez. Rabia por tener benevolencia en un mundo en el que pocas personas podrían presumir de poseerla. Rabia porque a pesar de comprender siempre todos, o al menos de intentarlo, cuando ella lo necesita nadie intenta comprenderla. Rabia porque las personas por las que más aguanta son seres sin corazón. Está herida, muy herida. Hoy está sensible. Ha pasado un chico por la calle y la ha mirado como se mira a un desequilibrado mental. ¿Es una desequilibrada mental? ¿Quién puede juzgarlo? Él no la entiende. El marido de su madre no la entiende. Su madre no ha intervenido. Nadie la entiende. Hoy está muy sensible, se cree loca, como lo ha creído el desconocido que pasaba. El diálogo mental hoy no funciona, para eso hace falta voluntad, hoy es cuarto creciente. No tiene consuelo. Llora, porque mientras ella intenta comprender y respetar a todo el mundo, no le afecta nada, nada le cala tan hondo; pero si esta débil, agotada física y mentalmente, no tiene la voluntad de tolerar lo que le parece inadmisible solamente por su madre, ni tampoco la tiene para soportar el dolor que le causa faltar a sus principios. Hoy, antes de estallar, la he arañado el gato; le ha hecho una herida profunda. Llora porque nadie ha sabido respetar que está sensible, que está de exámenes. Rabia porque nadie es capaz de ceder por ella. Llora porque nadie tiene su sensibilidad. Rabia porque el ser insensible, nada razonador, machista, ignorante, consumista, capitalista, creído y soberbio que vive en su casa y que dice quererla, no tiene capacidad alguna para ser un ser con corazón. Rabia porque ella se esfuerza siempre en toleralo por su madre. Rabia y llora y gime y gruñe, porque a pesar de tener la voluntad de procurar siempre la benevolencia, siente que no tiene derecho hoy de rabiar y llorar y gemir y gruñir. Rabia porque no tiene la voluntad de convencerse de que está en todo su derecho. Rabia porque se siente impotente. Rabia porque aquella persona insolente cuyo comportamiento ella se esfuerza en tolerar, la anula, siempre. Llora porque se esfuerza en comprender a los demás y nadie la comprende hoy a ella... Está sola en ese punto concreto de la corteza de este planeta, en el que viven seres sin corazón, que tienen la fuerza y el coraje de destrozar a su madre tierra, de anular su voluntad y de partir su corazón.

16

"Homes i dones objecte 
que anhelen un món de subjectes passius 
preocupats per l'escorça,
preocupats per l'escorça només...

I si toca fugir, fugiré d'aquest món
cridaré com un boig

que només trobe força, refugi i caliu als teus braços!
dormint sobre els teus pits!
preferiria..."


Preferiria, la Gossa Sorda.

Mi calendario biológico se ha percatado de que ya es cuarto creciente. Hoy si que fugiria d'aquest món, cridadia com un boig que només trobe força refuig i caliu als teus braços, dormint sobre els teus pits. Hoy sí que lo preferiría.
Cada día he tenido tentaciones de llamarte, pero hoy he tenido más ganas de llamarte que de hacer cualquier otra cosa. A medida que crece la luna, mengua mi voluntad. Si entendemos como voluntad la fuerza. Sé, todavía lo que quiero, pero voy perdiendo la energía para llevarlo a cabo. Por eso te dejé aprovechando la fuerza de la luna nueva, porque si solo hubiese puesto distancia, como las otras veces, ahora te hubiese llamado. Si no he caído es gracias a que lo decidí cuando tenía plena fuerza. Es gracias a que no me permito marearte ni una vez más. Porque si fuera por mi... es triste, pero ahora, y a medida que se acerque la luna llena, no hubiese tenido fuerza para cuidarme de mí.

lunes, 17 de diciembre de 2012

15

Nada se tambalea mientras ando, todo está firme. Es cierto que no tengo tiempo ni de pensar, así no puedo producir vibración alguna, pero me complace; todo está firme, mientras ando, distraída. Ahora bien, si sopla el viento y me trae tu aroma, este se filtra entre las capas de mi piel, penetra en los huesos y empiezan a tiritar. Todo está firme, en esos momentos, menos yo. Como un virus reproduciéndose, tu olor y tu tacto entretejen sensaciones en la materia de mi cuerpo, esparcen imágenes, música, sabores dulces y amargos, olores, sonidos de caricias (el frotar de las pieles)... Vibro, me enciendo, me elevo, me quiero esparcir como lo hace tu recuerdo en mi cuerpo, pero el sensualismo no me da alas.
Sé que cuando el virus me posea temblaré y veré tambalearse todo a mi alrededor. Me marearé, me desorientaré, me perderé. Tú también temblarás en mí, y a ti, aunque estés dentro, tampoco podré encontrarte.

domingo, 16 de diciembre de 2012

14

Hoy, casualmente, he terminado en un bar donde la gente está viendo el fútbol. Al verme sola, en una mesa, estudiando, no he podido evitar, de nuevo, echarte de menos. Ahora, cualquier otro día de fútbol como hoy, estaría contigo y tus amigos, haciendo algo que ni me viene ni me va, con tal de estar contigo, feliz. Sintiendo esa felicidad pasajera a la que he renunciado por no ser eterna. Al menos, esta vez tengo ganas de irme a casa, de cenar bien, de acostarme pronto y a gusto y, lo más importante, me hace feliz visualizar que me levantaré pronto, mañana, para ir a clase; tengo ganas. Ahora, en ese cualquier otro día de fútbol como hoy, no habría pensado en nada más que en tu sonrisa, tus besos y tu polla; al volver a casa, habríamos cenado cualquier cosa y sin hambre, porque no habría tenido otra fijación que tu sonrisa, tus besos y tu polla; y, más tarde, nos habríamos acostado, tarde, sin ganas, con ganas de seguir en tu sonrisa, tus besos y tu polla. Al despertar, mañana, habría seguido obsesionada con tu sonrisa, tus besos y tu polla, y me habría quedado contigo, intentando eternizar lo, por definición, pasajero, o habría ido a disgusto (a mucho) a clase. Luego, habría aguantado todos los días de clase con mucha pereza, y habría estado ocupando mi cabeza con tu sonrisa, tus besos y tu polla, para esperanzarme y darme energía. Hoy estoy aquí y te echo de menos, pero al menos mañana viviré con ganas, sin ir esperando nada eterno. No hay sonrisas como la tuya en este bar. Tampoco me apetece encontrar ninguna. Te echaré mucho tiempo de menos, mi amor.

sábado, 15 de diciembre de 2012

13

Este es el momento en el que, dejados de lado el vicio y la ira, la tristeza me empapa el cuerpo y la melancolía habita en cada célula del instante. El recuerdo teje las fibras del presente.

12

Vértigo y pánico, y euforia y apnea, cuando descubres que nunca dejaste de estar enfermo, que nunca te curaste, ni siquiera empezaste a hacerlo, que no ha cambiado todo lo que creías, y que, creyendo que lo sabías todo, ni siquiera sabías hacer el amor.

viernes, 14 de diciembre de 2012

11

Te hecho gravemente de menos. Tu ausencia grava y graba sobre la mía de mí.

"Tampoco puedo decir si en los fugaces momentos del amor es más real o más ilusoria la existencia. Probablemente me halle de nuevo, frente a un problema de lenguaje: preguntarse por la realidad de algo ¿es preguntar por su continuidad, por su duración o por su intensidad? Sé que tengo sed de esos momentos, que moriría por ellos; sé también que no son nunca ni pueden ser continuos, cuanto menos permanentes. Si lo real se cifra en su continuidad, entonces, lo más intenso es siempre lo más irreal. Para que lo infinito se haga soportable debe adquirir dimensiones manejables, esto es: debe diluirse y, al hacerlo, perder la única cualidad que lo hace absolutamente deseable: su identidad.
No obstante, me entregaría aún, una y otra vez y a conciencia, al abismo insoportable y a sus llamas con tal de sentir que existo y dejar de oírme preguntándolo con tanta necia insistencia."

*155

Chantal Maillard, Filosofía en los días críticos

10

La fuerza debe radicar en el preciso momento en el que dejo de respirar, en esos momentos en que "clic": me subordino. Es el mismo gesto que tirarse por un precipicio. Cuando el alma no quiere soportar más la tragedia que le supone lo que inevitablemente vive desde unos ojos que no son los suyos, quiere dejar el cuerpo, y empieza por no respirar. Es un intento de suicidio. Pero olvida que está en un ser vivo cuyo cuerpo volverá a respirar por instinto de supervivencia. Entonces, lo único que causa es dolor, ya que dificulta la correcta oxigenación del cuerpo que la contiene. Esto se refleja en el incorrecto funcionamiento de la mente, que también es cuerpo, y me pierdo. No me encuentro, porque asumo la visión de la tragedia como única. Y duele como si muriera, pero siempre se queda en intento fallido. La fuerza debe radicar en el preciso momento en el que dejo de respirar. Debo encontrarla ahí. Un paso en falso y, en una milésima de segundo, otro intento fallido, otra vez más dolor. Pero si casualmente he hallado la fuerza, nada.

martes, 11 de diciembre de 2012

9

Aquí está la verdadera lucha. El haber descubierto qué sucede no sirve ahora. No ha sido solo una máscara o un rol que he llevado a cabo, ni siquiera me justifico con que esa máscara formaba parte de mí, ni con que por eso me es tan complicado. Es mi forma de amar, la sumisión es mi forma de amar. No concibo el amor sin sumisión, no sé tratarlo. Sé que está, y me obligo, pero me doblego otra vez. ¿Cómo abandonar a tu rey? No es lo mismo que otras veces, no. No es lo mismo que abandonar al que crees amor de tu vida, a pesar de quererle, cuando has descubierto que no lo es, o que el amor de tu vida no existe. Es tener que abandonarte a ti mismo. Abandonar al que has hecho tu amo es abandonar voluntariamente tu semi-voluntaria esclavitud, que era tu modo de vida, o sea, tú. No es justo. Yo nunca elegí que mi vida se crease al servicio de los demás. Nunca elegí que mi placer lo hallaría en el que causara en los demás. Nunca elegí que me amaría cuando me viera amada por los demás. Nunca elegí que convencerte a ti fuera convencerme a mí. Yo no soy de fácil convicción, por eso es lo más duro; ahora sí elijo convencerme a mí. Sin ti, mi amor, será algo que, hasta que no suceda, habrá sido inalcanzable, inconcebible, siquiera.

domingo, 9 de diciembre de 2012

*17

"El velo. Soy incapaz de ver el velo, y no soy capaz de quitarlo. El velo no es del todo opaco, tampoco es transpatente; es translúcido. Sé también, aunque vagamente, de qué material está hecho. El velo se vuelve opaco en la medida en que la mente se concentra en lo que le agrada o le desagrada, en cualquiera de los pensamientos que ha surgido a raíz de una percepción. El velo es apego. Tras el velo, hay amor, infinito amor, amor sin deseo, sin apego. No logro rajar el velo. La consistencia del velo es la detención. Detener lo ocurrido, volver a repetirlo. El velo es detenerse. El deseo en sí mismo no es el problema, el problema es detenerse hasta que duela. El dolor es el velo. Cuando el deseo se vuelve doloroso, teje."

Chantal Maillard

*Filosofía en los días críticos

8

La sensación es de vértigo. Vértigo ante el acantilado de estar sin ti. Es pensar en ti y que mi corazón vuelva a dividirse en dos: la parte que te necesita, que tiembla como un heroinómano esperando su próximo chute, y la parte que quiere quitarse del vicio. Es el quiste, el quiste te necesita. Eres lo que quema mi herida: la curas a la vez que la haces mayor. Como lo es cualquier droga, eres el motivo y la cura de mi ansiedad. Se desdobla mi corazón cuando sé que para dejarte antes debo exponerme a ti, como el drogadicto debe coger su droga y tirarla, regalarla, alejarla de él, pero cuando la tiene en la mano, el pensamiento "qué tontería, si me lo da todo" llega a convencerle. Aún así, no se echa atrás. No he probado muchas drogas, y las que he probado no han causado todo eso en mí, así que supongo que no es un buen ejemplo. Ninguna droga ha llegado a desdoblarme. A lo mejor solo es comparable a la heroína, ya que mi vicio es físico, como la adicción a la heroína. Soy adicta a ti.

La condena de Melusine

"A ti te escribo:
abstracción de los hechos, polvo de antigualla; último aliento del deseo.
Revives para volver a sufrir."

http://fragmentosdecolores.blogspot.com.es/


sábado, 8 de diciembre de 2012

7

Sufrir de nuevo por volverme a condenar a su ausencia, a pesar de quererle y quererlo. Hacer de tripas corazón. No volver a perderme entre sus piernas, no volver a olvidarme del mundo, no volver a olvidarme de mí.

6

Ahora que me he quitado la venda, me vacío por la herida. Las ideas dan vueltas en mi cabeza a una velocidad vertiginosa. Me quedo sola. Descubrir el motivo de mi inseguridad ha hecho desatar la energía contenida, y toda quiere salirse. Yo me vacío. Cuando se hace de noche siento soledad y frío en el pecho. Mi corazón ha estado dividido en dos todo este tiempo, también forma parte de mí la mentira. No es mi forma de amar pero lo ha sido, y todavía hoy amo así. Gran pesar por la pérdida. Es duro quitarse la venda y darse de fauces contra la realidad, pero es una dureza real. En cambio, la agonía del pasado era mentira.

viernes, 7 de diciembre de 2012

5

Me subordiné de tal modo que, si acudían a mi mente proposiciones en mi defensa después de haber sido despreciada, me volvía esclava de mi propio desprecio al pensar y creer que defenderme con ellas era hacerme la víctima. Hoy la ansiedad me oprime el estómago e impide que respire con normalidal, debido al frío de encontrarme desnuda y conocida ante aquellos a quienes me subordiné. Me paralizo de nuevo, vuelvo a ser menos. Siguen siendo más. Lo que más repudio es que ellos nunca me esclavizaron, yo me arrodillé. Después de encontrar culpables, es sencillo apartarlos de mi vida. Hallaré fuerzas para echar a los amos. Pero, ¿y a los que yo convertí en amos? No merecen ser desechados de mi vida si nunca intentaron subordinarme, pero me conocen esclava. Viven con la mentira. Aman a la mentira. Dan y reciben de esa mentira. Esta relación es la mentira. Eliminando la mentira borraré la relación. Todo habrá sido una ficción, y aquí es donde siento el hielo. Conflicto. Olvidamos que en alguna parte de mi esencia está enquistada la subordinación, la unidad básica de esta mentira. ¿Cómo convivir con el recuerdo de la mentira? ¿Cómo convivir con la mentira? ¿Cómo dejar de convivir con ella? Ella ha sido mi forma amar hasta ahora. ¿Cómo dejar de amar? Hielo duro y frío.

jueves, 6 de diciembre de 2012

4

Mi deber era dejarme llevar. Yo, no mi vicio. El vicio era el agujero negro, era el pozo sin fondo, era la necesidad de perderme al no ser nunca capaz de encontrarme. El vicio era mi amor focalizado por entero hacia el exterior, hacia otro. En un principio pensé y me creí que era amor ese vicio. Al ver que era exigente, pensé y me creí que no era amor, que para serlo debía ser incondicional, y me doblegué todavía más sumisamente a mi objeto de vicio. Convencida de que todo lo que yo hacía o pensaba era sucio, convencida de que solo me purificaría el perdón del ser amado, pensé y me creí que debía comprender, perdonar y tolerar todo lo que pudiera ofenderme, porque pensaba y creía que eso era, sin duda, símbolo de amor. Mi palabra favorita hasta hoy (y por fin expulsada, destruida): justificación. Justificaba con este corroído símbolo de amor mi sumisión, y necesitaba justificarme para poder seguir a su lado. Necesitaba encontrarme perfecta y hermosa en sus ojos. Todo ha sido una mentira. Y lo siento más por mí que por él. No es culpable de que yo lo haya tolerado todo, pero sí es culpable de todo lo que yo toleré. Yo era la primera engañada por mi pasado. No me culpo, por fin. Es algo más hondo que un simple ideal. Sumisa como me he mostrado hasta ahora, ningún amo va a entenderme. Dentro de mí se escondían la culpa y el desprecio, que buscaban siempre el perdón y la aprobación de los demás, aunque lo que hacían cotidianamente era reconocerse y estigmatizarse (y morderse y arañarse) en los reproches de otros.Y escocer ardiendo incapaces de perecer.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

3

No llegar nunca a convencerse a uno mismo de lo que realmente se cree sin antes haber conseguido convencer a quienes quieres de que eso es lo que crees realmente. No poder convencerles a ellos si antes no te has convencido a ti. Necesidad de estar convencido para convencerles. Convencerles para estar convencido...

domingo, 2 de diciembre de 2012

2

Sentir cómo el tiempo se te echa encima cuando crees que se te escapará el cauce. Prisa, prisa, prisa, debes decidir deprisa. ¿Cómo no desconfiar de la prisa? ¿Cómo confundirla con amor? ¿Cómo no obviar que esta prisa es necesidad, pasión, vicio? ¿Cómo decidir, si sabes que no es amor, si sabes que no serás leal ni a ti ni a tu objeto de pasión? ¿Cómo moverse, si nunca puedes realmente confundir conceptos y emociones? ¿Cómo equivocarse, cómo avanzar...?